Su Majestad, el Ajiaco Santafereño

Ingredientes mágicos para un ajiaco legendario:

1 pechuga de pollo (la heroína de nuestro caldo).
6 tomates (los coloridos aliados de la sazón).
½ cebolla cabezona (la sabia anciana de los vegetales).
4 dientes de ajo (los guardianes del sabor).
Sal Marina Natusal (la sal de los mares, porque somos gente con estilo).
Aguacate (el rey de los acompañamientos).
Crema de leche (la nube suave para tu plato).
2 mazorcas tiernas (dulces joyas doradas).
1 libra de papa (el alma cremosa del ajiaco).
1 taza de alcaparras (pequeños tesoros de explosión de sabor).
Pimienta al gusto (porque necesitamos un toque de misterio).

Instrucciones mágicas:

¡A calentar motores!
En una olla grande (la caldera de la abuela funciona perfecto), coloca la pechuga de pollo, las papas troceadas, la cebolla picada, Sal Marina Natusal y una pizca generosa de pimienta. Llena la olla con agua como si estuvieras creando una sopa de amor y déjala cocinar a fuego medio por 45 minutos. El pollo estará tan blando que parecerá mantequilla, y las papas… ¡se derretirán en un abrazo caldoso!

El turno de las mazorcas doradas
En una olla aparte, cocina las mazorcas hasta que estén tiernas y listas para robarse el show. Nada como el crujir perfecto de un buen maíz.

Transformando el caldo en arte
Una vez el pollo esté listo, sácalo junto con la cebolla. Ahora, en el caldo base, agrega las mazorcas que preparaste y deja que todo hierva a fuego lento. Este es el momento en que tu casa empezará a oler como un rincón celestial. Cocina hasta que logres esa densidad que te hace suspirar.

Decisiones, decisiones…
Si decides desmechar el pollo, hazlo y devuélvelo al caldo justo antes de servir. Pero si prefieres las piezas enteras, asegúrate de poner una en cada plato. ¡Esto es un plato personalizado con amor!

El gran final
Sirve tu ajiaco acompañado del aguacate cremoso, una generosa cucharada de alcaparras y, si quieres, pon la crema de leche aparte para que cada comensal decida cuánto deleite quiere añadir.